24 marzo 2017

Natación para embarazadas, beneficios demostrados

La práctica de la natación durante el embarazo no solo está permitida sino que es uno de los ejercicios más recomendados. Dentro del agua, la mujer embarazada se siente ligera y relajada debido a que el cuerpo ejerce menos inercia y puede realizar, sin apenas esfuerzos, movimientos que fuera del agua le costarían mucho.
No obstante, la practica de la natación en el agua siempre debe ser aconsejada por un profesional médico que valore el estado físico general de la embarazada, sus antecedentes familiares y las particularidades de su embarazo.
Una sesión de natación suave tiene muchos beneficios:
-Mejora el tono muscular, sobre todo, los abdominales, los glúteos y la pelvis
-Fortalece los músculos de la espalda, lo que ayuda a mitigar los dolores causados por la sobrecarga de peso
-Ayuda a controlar el aumento de peso durante el embarazo
-Estimula la circulación de la sangre, que se ve favorecida por la posición horizontal que se adopta al nadar. Por tanto, previene las varices, el hinchazón y los calambres que son muy frecuentes durante el embarazo
-Mejora el sistema cardiovascular
-Se ejercitan la mayoría de los músculos sin que las articulaciones sufran por el impacto
-Las mujeres que practican la natación en el embarazo tienen un riesgo levemente menor de dar a luz de forma prematura o tener un bebé con malformaciones congénitas (comparado con mujeres que no realizan ningún tipo de ejercicio durante el embarazo)
-Gracias al efecto del agua, se pesa sólo una décima parte de lo habitual, lo cual permite hacer ejercicios más duros y largos sin cansarnos.
- El agua tiene efectos relajantes, tanto psicológica como físicamente
Si el ginecólogo no ve contraindicaciones, la embarazada puede nadar a espalda, crol y braza. Ahora bien, a medida que aumenta el tamaño de la tripa es necesario ir modificando las posiciones del cuerpo y los diferentes estilos.
De todos modos, es bueno tomar las siguientes recomendaciones para disfrutar al máximo de la natación:
-Hacer paradas para relajarse flotando boca arriba. Para estar más cómoda, se puede colocar un churro de gomaespuma bajo las rodillas y otro debajo del cuello
-Ducharse antes de meterse en el agua para evitar cambios bruscos de temperatura
-Entrar lentamente en la piscina por las escaleras, de espaldas al agua y con cuidado para evitar los resbalones. Recuerda que se deben evitar impactos en el vientre y caídas
-Realizar la actividad de forma progresiva, comenzando por un calentamiento
-Evitar las apneas (buceos prolongados) y nadar siempre en compañía
-Evitar nadar justo después de comidas copiosas. Recuerda que debido a las hormonas y cambios en el sistema digestivo, eres más propensa a tener náuseas, reflujo gástrico e indigestión. La natación, con sus cambios de posición y movimiento constante, pueden agravar este problema
-Si te bañas al aire libre, evitar las horas de máximo sol y calor y mantenerse siempre hidratada
En cualquier caso, la natación durante el embarazo es una actividad que debemos disfrutar de manera relajada para que también resulte placentera para el bebé y todos sus beneficios se hagan efectivos.

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