Estudios contrastantes están alrededor de un tema ortopédico que suscita desde hace tiempo dudas y perplejidad que originan una pregunta: ¿caminar descalzos hace bien?
Para los que lo hacen a menudo, la noticia es que es una muy buena costumbre que contribuye a incrementar los factores positivos en relación a la salud.
Comprobados los beneficios dados por el clásico paseo en la playa sin calzado, hace falta decir que, en general, caminar descalzos debe ser considerada una correcta postura, tanto al aire libre (en Nueva Zelanda el movimiento denominado Barefooting se compone de personas acostumbradas a pasear a pies desnudos en los parques y en los prados) como dentro de la propia habitación.
1) MEJORA EL EQUILIBRIO Y LA POSTURA
Recientemente algunos expertos estadounidenses e ingleses han comentado que no aconsejan el empleo constante de chanclas y zapatillas, némesis de la postura ortodoxa, apoyando, en parte, la teoría de los pies desnudos.
Caminar descalzos no debería ser para nada una excepción sino constituir la norma. El contacto de la planta del pie con una superficie dura, el suelo o la tierra, consolida la seguridad en el apoyo y el equilibrio del cuerpo sin esfuerzos particulares, garantizando una postura natural y una armonía total que constituyen el objeto de búsqueda del Yoga desde su nacimiento.
2) REFUERZA PIES Y MÚSCULOS
El beneficio se extiende, además, a la musculatura, focalizando la atención sobre la consolidación de piernas y tendones. Hay que tener en cuenta que la desnudez del pie evita la constricción del zapato: libres del calzado, los dedos trabajan mejor en términos de flexibilidad.
3) REDUCE LA HINCHAZÓN A LAS PIERNAS
¿Qué decir, además, de la hinchazón a las piernas, pesadilla sobre todo de las mujeres en las epocas más calurosas del año? Ahora bien, el paseo descalzo ejerce con asiduidad una mejoría de la circulación sanguínea previniendo el problema.
4) PROTEGERSE DE LAS BACTERIAS
¿Surge pero una objeción a este discurso propedéutico: caminar a pies desnudos no favorece gérmenes y bacterias? La respuesta es negativa: la suciedad se acumula justo dentro del calzado, favoreciendo la proliferación de hongos.
Para el aspecto higiénico no hay que tener miedo, teniendo en cuenta que los pies descalzos que pisan el suelo de casa no corren peligros.
5) DECIR ADIÓS A LAS SUSTANCIAS TÓXICAS
Preservar la limpieza de la superficie de la casa no puede prescindir de una obvia costumbre: dejar fuera los zapatos antes de entrar casa, para dejar fuera gérmenes o sustancias tóxicas cómo los herbicidas, presentes en algunos entornos al aire libre.
Una anedocta histórica puede ayudar a comprender la importancia de la costumbre de los pies descalzos hasta ahora descrita.
En el Japón antiguo o tradicional, la sandalia, (calzado en uso en buena parte del Oriente) no podía entrar en el domicilio, ya que se tenía que caminar descalzos (o con calcetines blancos para comprobar el nivel de polvo y de impuridad), que no era solo una norma sino una obligación dictada por el dueño de la casa.
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